Decía Aristóteles, allá por el siglo IV a.C., que:
por lo que el hombre no puede huir de la política ya que forma parte de su propia esencia. Decía este sabio filósofo griego que sólo podía escapar de ella un bruto o un ser superior a la especie humana. Y es que a veces me gustaría ser dios.
Porque el principal problema de la política es el poder. El poder es el que distorsiona sus objetivos reales de organizar la vida pública. Y aquí es donde entran en juego los periodistas. Los periodistas son ciudadanos que tienen la obligación de observar, analizar y descubrir las argucias de los políticos para que la sociedad pueda opinar con conocimiento de causa. Por eso el periodista debe ser alguien cualificado, que vele ante todo por el interés del público, que desconfíe de la política y que, por supuesto, huya del poder. Porque el poder es la fiera más voraz que hay.
Me pregunto si Aristóteles cambiaría su teoría si viviera en el siglo XXI. Seguramente lo haría. Si levantara la cabeza y viese que esos brutos mueven los hilos del mundo entero, se echaría el pobre hombre las manos a la cabeza.
Porque el principal problema de la política es el poder. El poder es el que distorsiona sus objetivos reales de organizar la vida pública. Y aquí es donde entran en juego los periodistas. Los periodistas son ciudadanos que tienen la obligación de observar, analizar y descubrir las argucias de los políticos para que la sociedad pueda opinar con conocimiento de causa. Por eso el periodista debe ser alguien cualificado, que vele ante todo por el interés del público, que desconfíe de la política y que, por supuesto, huya del poder. Porque el poder es la fiera más voraz que hay.
Me pregunto si Aristóteles cambiaría su teoría si viviera en el siglo XXI. Seguramente lo haría. Si levantara la cabeza y viese que esos brutos mueven los hilos del mundo entero, se echaría el pobre hombre las manos a la cabeza.
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