... y otros que pierden...
Le ha pasado factura. La guerra de Irak ha derrotado políticamente al señor George W. Bush. Quizás alguien se pregunte que si la guerra preocupaba a los norteamericanos ¿por qué reeligieron a Bush como su presidente en 2004? La respuesta está en un dato: la cifra de soldados de EE.UU. fallecidos en Irak hasta el momento asciende a 2.844.
Ahora, el presidente de la gran potencia mundial se ha visto obligado a agachar la cabeza y admitir la derrota. En 50 años, sólo Bill Clinton ha tenido que ver cómo se le escapaban de las manos las dos cámaras del Congreso. Prueba del fracaso electoral es la vertiginosa destitución del secretario de Defensa Donald Rumsfeld. El ya ex-secretario se marcha y se evita los disgustos en el Capitolio. También se ‘escaquea’ de ver cómo los demócratas “cambian el rumbo” a su tan querida política en Irak. Porque los demócratas podrán hacer eso y lo que se propongan. Ya que ahora cuentan con 229 escaños en la Cámara de Representantes (de 435), 51 de los 100 senadores y 28 de los 50 gobernadores.
Con el control de las dos cámaras, los demócratas podrán virar el rumbo de la política republicana. Entre sus deseos se encuentran, ni más ni menos, que la suspensión de la ley de interrogatorios, investigaciones parlamentarias sobre la guerra de Irak y la reacción al Katrina, subir el salario mínimo, incentivar la investigación con células embrionarias o proteger la Reserva del Ártico en Alaska. Una larga lista de iniciativas que ahora, desde la sombra, tienen más posibilidades de ver la luz.
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